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Laberinto monomaniático

"El cielo es el infierno en un charco de agua..." Perderme en el REgreso. Aquí estoy en el génesis de mis entrañas devorando las sombras de los curiosos que se atreven a ingresar a este templo cúbico vicioso. Porque no sólo la noria gira al regreso. Un prisma es laberíntico debido a todos sus rostros.

Nombre: jorgealec
Ubicación: Zapopan, Jalisco, Mexico
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Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
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jueves, agosto 11, 2005

Fado en proyecto

Tan sólo es el reflejo de una tristeza que se olvida en la lengua como la sal, un viento de sal que se asienta en la orilla de una lejana playa, en un lontano mar. Sólo me queda el tacto como a las ballenas, vibro y canto el silencio a cada instante, no digo nada, sólo tiemblo, varado en la arena apuntando con mi nariz chata no sé aún que infinito (como si el infinito tuviera más de un nombre).

Es una especie de destino. Fado, fatum. Hado. Un tono de desengaño inaudible que estremece cada célula de esta tela que contiene a mi alma, o a mi espíritu, esta conciencia finita que sabe como eternizar instantes como lacas marinas.

Hay un murmullo adentro que se desvanece. Es la playa donde terminan mis adentros, el límite de mis posibilidades, de mis viscisitudes.

martes, agosto 09, 2005

Rayando con gis

Con tiza marco las horas que se ahorcan en estos muros quebradizos:
Relámpagos eternos, raíces o ríos ramificados que fluyen de mis dedos trémulos sostenidos por mi mano alzada.

¿Si el exterior es como un cascarón de huevo por qué tengo que fingir romper la bóveda, por qué no alzar el puño en vez de simular las mil fracturas?

La única forma de salir del huevo es romperlo antes que se haga piedra y antes que se nos endure el corazón por falta de calor. ¿Cómo saber cuando es el momento?

Para quien está afuera siempre hay una sorpresa después de la eclosión.

Yo no sé con qué otro mundo iré a encontrarme, si iré a descalabrarlo.

viernes, agosto 05, 2005

Noche sin vientos, sin astros

"El arco de la vida
Mi espíritu tendía hacia los cielos, mas el amor pronto lo hizo descender y ahora, las penas lo doblegan. Así voy recorriendo los caminos de la vida y acabo por volver al punto de partida."

Hölderlin
-Dime si te di en el corazón...
Tensa surge la vida con densos berridos.
Tensa la vida surge de lejanos palpitares que se funden en un solo ritmo.
Surge la vida tensa de suplicantes alaridos.
Tensa la vida plañe el albo arco de Armonía intensa y en el Abismo húndese una flecha.
De pronto:
Marasmo y flojedad:
Y asciendo un poco mirando el rubio cielo cubriendo con mi mano mis heridos ojos. Y en el crepúsculo, contemplo en calma, acercándose, la serenidad de la noche.
¡Quisiera contemplar otra mañana!

jueves, agosto 04, 2005

Bocetos para un Laberinto (para reestructurar "Los Recintos de la Duda")

Esta es la forma: ¿Así o así?
Ahora observa un caracol de mar como si mirases su interior desde afuera: ...
Ahora una nota musical: Sol,Fa, Do.
Luego la licencia poética del adverbio dónde: Do.

En un caracol, en un laberinto, si lo miramos desde afuera, tan sólo encontraremos la entrada. ¡Ojo! No es la salida y aún no estamos dentro. Y si ingresásemos, ¿dónde estaría?

En un laberinto llamarle salida a la misma puerta por la que entramos es hacer trampa. Es como preguntar y no obtener respuesta, salirse con lo mismo: ¿Así o así? Igual, preguntamos. Pero el Hacedor se saldrá siempre con la suya.

La forma de la duda, cerrada o abierta, se mantiene. La caja que construiremos será del todo un caracol marino musical, uno que se adapte a nuestro caracol auditivo y que bañe con la sal de su ventosa y húmeda lejanía, nuestra seca sensibilidad para sentirnos acariciados por la espuma de Venus y sus yemas invisibles murmurosas.

Escucho un Fado. Me llama, me absorve. Se oye rumiar dentro una bestia, un saudoso sólido engendrado que no sabe de salida pues nunca ha estado afuera. ¿De que le sirve entender la entrada? ¿Y si nunca saliera? ¿Cómo fuese la salida? ¿Do estaría? Allá donde brillare el lento sol dejando una viscosa línea de luz en retirada. Baba que se torna seda repugnante, huella sorda y cristalina. Allá donde dejare de escucharse la sombra del mar, las babas del mar, allí será, ahí estará.

Entre estos muros de sal, esta guarida sofocada donde corre loco un viento enrarecido y tórrido, late profundo el corazón del laberinto en claves que yo aún no entiendo. Rebota el eco solo por doquier perseguido por un espectral verdugo, un falso Teseo. Tiembla. Rumia el hombre. La bestia grita y se ahoga dentro del laberinto sinfónico el cornudo ciego.

¿Quién lo toreará? ¿Quién al público divertirá con su viscosa sangre transparente atravezando su blando corazón de una perfecta y rauda estocada cuando lo extraiga de su silencioso mugido?

Sería trampa. Mas da igual. Todos de un leve hilo pendemos sin saberlo, sin saber seguirlo siquiera (ni aunque fuera el de regreso.) Mas aquí hay una profundidad e internarse es como dejarse arrastrar por el reflujo de unas negras pupilas expandiéndose en otros ojos asombrados.

He aquí la fuente de la duda, en la sorpresa revolcada por los siglos de los siglos; remachada en la genética conciencia.

La caja que construímos se llama: Los recintos de la Duda. ¿No hay uno solo? Hasta ahora hemos descubierto, solamente, puras antesalas y demasiado sería pretender erigir una inmensa catedral marina como la mujer de Lot. ¿Y por qué no levantar una construcción caracolínea que le hable al cielo de nosotros? Porque el hombre teme declararle a Dios la guerra y esa es la única voz del caracol, furiosa antepasada que resbala en su nacarado interior de pulida arena petrificadamente blanda.

Sin duda, existe aún Pándora dentro de ese laberinto copulando con la bestia imaginaria que todavía no he visto, más ya he escuchado como un fantasma atrapado. Y a menudo el vapor de su furia alcanza a erizar, mis sensaciones. Por eso digo que lo conozco, por su canto, sus gemidos y su grito. Muge la voz calcarea.